miércoles, 29 de febrero de 2012

Kubrick: dualidad, contra punto y síntesis

“S.K. avanza dando rodeos, quien sabe hacia donde y aún menos por qué. […] La obra de S. K. podría considerarse, esquemáticamente, como una forma de dar respuestas distintas a lo inefable (lo que queda fuera de la explicación verbal).” (Frederic Raphael, Aquí Kubrick p. 142)
¿Cuál es el “gran tema” Kubrick? En Full Metal Jacket, (1987) un soldado que pelea en la guerra de Vietman tiene en su casco un pin con el símbolo de la paz y una inscripción que dice “nacido para matar”. Cuando le preguntan que significa esto contesta que es la dualidad del hombre. Las películas del director neoyorquino tienen muy en cuenta esta cuestión de la dualidad del hombre y no se preocupa por expresar algún juicio valorativa sobre este tema, solo se limita a poner la maquina en funcionamiento y ver que es lo que pasa. En el caso de 2001, Odisea en el espacio pone a este hombre, ni bueno ni malo, en los limites de su propia humanidad, en los limites de su propio universo.
Kubrick es un cineasta trascendente, filosófico y es capaz de expresar esta trascendencia desde el ámbito netamente formal.  Todas sus películas son distintas pero desde el procedimiento se reconcilian. Su materialidad cinematográfica es ideológica, es portadora de un discurso coherente que evoluciona hacia un lugar preciso. En su cine una cáscara de realidad documental funciona como marco para otra cosa y el punto de vista rige el modo de pensar la realidad.

La mirada que filtra y modifica la realidad, es la misma que observa sin participar. Este equilibrio frágil entre verismo documental y construcción artificial; Este contrapunto entre el ojo que filtra y distorsiona la realidad y el inmóvil observador omnisciente que no toma partido; Este contraste entre elementos intelectuales y la emocionalidad mas pura y abstracta materializada en la música; Este recorrido desde el origen ancestral más precario y rustico a la emancipación de un ser sobrehumano. Este es el gran tema de Stanley Kubrick y su máxima expresión 2001, odisea en el espacio: “la dualidad del hombre”. Una construcción en contrapunto que permite la convivencia de los opuestos. Ni pacifico, ni bélico: ambos me son propios (lo expreso en primera persona porque es la forma adecuada de asumir esta contradicción).

De la experiencia formal del contrapunto entre opuestos complementarios surge la epifanía; la revelación de lo real verdadero; lo indecible de esa misma contradicción que nos provoca extrañamiento, incomodidad, perturbación y angustia pero también nos seduce y emociona. En la experiencia de extrañamiento, lo cotidiano se vuelve ajeno y nos reconocemos en lo trascedente, entramos en contacto con lo inefable: un estado de sublimación pura (Gastón Bachelard, La poética del espacio). En palabras más simples todo parece muy “real” muy verosímil y sin embargo hay algo latente que enrarece el aire; algo más real que el realismo: “lo real trascendente”, lo indecible. Esa es la atmosfera enrarecida que se respira en los films de K.


Hal: una maquina más humana que un humano.

David: un humano mas mecánico que la maquina.

La síntesis es la dualidad, no la suma de las partes sino la totalidad: Lo perfectamente imperfecto.



A. Federico Picasso Stefani 

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