Eugenio (muy
serio, al público, en otro plano).- Supe al instante que era del estilo de
las Selvas Naranjas, de las descendientes de Lilit. Sabía que podía ser
terrible y perfecta como un huracán que te levanta en vuelo y te arroja al
mar; como el fondo antiguo de un lago; como una flor de nieve que tintinea en
el aire y se derrite al contacto con las manos. A pesar de esta certeza avancé,
acelerando a su encuentro, hasta que su sangre de hembra
del bosque me traicionó con hermosa bondad.
Lucía (mira al público).- Soy una furia antigua. No hay lugar para mí en este mundo. Pensaba en mudarme a un bosque en Canadá o a una cueva en Groenlandia. Pero al final te invité a cenar. Perdoname.
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