No tengo miedo a la montaña.
No temo de la noche salvaje bajo las estrellas.
No tengo miedo del mar y sus olas
Que rompen feroces entre piedras.
No me atemoriza el abismo vacío.
No me aterra la caverna oscura y silenciosa.
No tiemblo ante el frió crudo en la carne
Ni esquivo el desierto desolado.
Solo temo a una cosa frágil como la hierba.
A la blanda carne que se me asemeja.
Que no duerme y cavila.
Temo del hombre; del alto hombre.
Temo a sus reglas, a su estupidez / a mi estupidez...
como un espejo.
Temo a sus reglas, a su estupidez / a mi estupidez...
como un espejo.